Tratamiento por otras adicciones

Las personas tenemos tendencia a repetir cualquier conducta que nos da placer. Si nos gusta comer, practicar sexo, trabajar, hacer deporte, relacionarnos o jugar por internet… es posible que tengamos tendencia a hacerlo a menudo. Pero y especialmente cuando tenemos problemas, aquel comportamiento puede pasar a ser necesario en un primer momento e, incluso, acabar siendo protagonista en nuestra vida .

Lo que antes parecía una decisión pasa entonces a ser más una obsesión. Y más que dar placer es como si no fuéramos capaces de renunciar a hacerlo, a pesar de ser conscientes de los problemas que nos está causando. Es fácil en este momento entrar en una espiral que no parece tener salida: como estoy mal lo hago (comer demasiado o demasiado poco, estar conectada hasta la madrugada, no parar de comprar cosas innecesarias…) y como lo hago estoy mal, o las personas de mi alrededor se distancian de mí porque lo hago, y lo hago porque cada vez me siento más sola o solo.

Se llaman socioadicciones o adicciones no químicas todas aquellas que no se explican por el potencial adictivo orgánico de una sustancia (como es el caso de las drogas) sino por cómo nos relacionamos con ellas. Sin embargo, se sabe que ciertas conductas también movilizan neurotransmisores de nuestro cerebro y sistemas de recompensa (como es el caso del deporte, del sexo y el amor, u otros).

Dejar una adición conlleva hacer dos trabajos simultáneamente:

• Aprender a funcionar con normalidad sin aquella conducta a que hacíamos tan a menudo.
• Resolver los problemas que nos han llevado a esa adicción.

Para cada adición hay pautas diferentes que hacer el trabajo de deshabituación y de autocontrol, pero también paralelamente es necesario que cada persona haga un proceso personal. Muy a menudo personas que han dejado las drogas se han enganchado a sectas justamente por no haber hecho esto último.

Para abandonar socioadicciones -cuando no hemos podido por nuestro cuenta- nos puede ir bien planteárselo a nuestra médica o médico de familia. Valorará si necesitamos la ayuda de algún/a profesional de la salud mental o no, si nos hace falta ir a un servicio de atención específico o si nos convendría algún espacio de terapia grupal con personas que tienen un problema parecido al nuestro.