Adicción como vicio
Aunque por suerte estamos superando esta manera de ver la adicción aún sigue presente de alguna manera u otra. Se considera a algunas personas con problemas debidos a su adicción como seres débiles de carácter, que han perdido los “valores” (signifique lo que quiera significar), etc. Personas que han podido elegir, “como todas”, el camino de la virtud, de una vida recta de trabajo, respeto a los sublimes valores de la convivencia y dignidad y, en cambio, han decidido ir por otros caminos que se consideran problemáticos e indignos, y más, sabiendo las consecuencias aseguradas que el consumo de drogas conlleva.
Es evidente que ciertos consumos de drogas han producido, producen y seguirán produciendo problemas sociales y de convivencia. Y es por ello por lo que las leyes “anti-droga” tienen su razón de ser ya que han nacido para velar por la virtud. Esa idea de virtud es la que ha estado detrás de las primeras legislaciones, o intentos de control, del consumo de sustancias. Uno de los casos más conocidos fue el de la llamada Ley Seca, que prohibió el consumo de alcohol por motivos “morales” y acabó siendo un desastre con consecuencias muy negativas para la sociedad.
En la actualidad no podemos decir que exista una moral objetiva a la que nos podamos adherir para decir esto es bueno y aquello es malo. La moral está en los ojos del que mira. Y nuestra mirada está modulada por nuestras creencias, conocimientos, expectativas, experiencia, etc. Así que es posible concluir que la adicción como vicio no tiene más sustento que servir como paliativo para la persona que dice: mira aquel vicioso. Sirve para señalar a la persona con el problema, y muchas veces el señalar nos “salva” de mirarnos a nosotros mismos.
La persona con drogodependencias cumple una función de control social indispensable para que se pueda seguir viviendo en la farsa de la virtud. Para ejemplo los siguientes números:
La E hace referencia a delitos relacionados con drogas. Actualmente hay más de 80000 personas en la cárcel, a costa del resto de la población, privadas de su libertad por delitos relacionados con unas leyes promulgadas basadas en una moral. Los afroamericanos cumplen más condenas por drogas, y más largas que el resto y los datos indican que los blancos especialmente consumen cinco veces más drogas que los afroamericanos.